miércoles, 18 de febrero de 2009

Editorial




El 28 de febrero, cuatro de las integrantes de Abeja Reina estaremos en Resistencia, concretamente en la Feria del Libro del Chaco, dando lanzamiento a la editorial y presentando nuestros primeros títulos: "Viajar sola", de Mercedes Araujo, "El refugio", de Victoria Schcolnik, y "Ni jota" (de moi). Una particularidad que parece ir marcando hasta acá un estilo, aunque no sabemos si continuará así es que nuestros libros han sido acompañados por imagenes fotográficas o dibujos, en algunos casos de producción de su autora.Durante el mes de marzo la "trilogía" primavera - verano será distribuida en varias librerías de capital, y ya estamos desarrollando nuestro proyecto de publicaciones para el 2009. También en ese mes, marzo - ya les diremos qué día y dónde-, compartiremos con ustedes un brindis por el vuelo de la Abeja en el año del Búfalo. Nos veremos ahí!

jueves, 12 de febrero de 2009

Berlín










Todo es separación:
la tierra, el agua, el tiempo,
pero miran el cielo, lo contínuo.
Algunos, por el aire
bajaban al Oeste o camuflados
pasaban en Gordinis dentro de una butaca
como cualquier relleno, podrían ser arena
retazos, algodón,
daba lo mismo: hay materias comunes,
como el viento. Y ese traslado
también lo haría una hoja
o una espiga que lleva la corriente,
que sin destino fijo
se clava en la memoria de la vida
y vuelve
convertida en la piedra, en la madera
resistente y duradera de los puentes
donde juegan los niños,
los que aprenden del ir
y del venir
de ver cambiarse
a la noche en día, de esos matices
que son su tensión plena,
el núcleo indispensable
de todo lo que es, con sus detalles,
sin serlo todavía.

martes, 10 de febrero de 2009

Zürich




Había en la casa un Atlas, altísimo y azul
de resistentes hojas satinadas
y mapas gigantescos. Cada vez que podía
me quedaba mirando, en una de sus páginas,
una fotografía de una calle de Zürich
atestada de gente,
con casas de colores de techos a dos aguas
y los picos detrás. Era como viajar
y conocer el mundo,
el abundante mundo que estaba alrededor
compartiendo conmigo
el aire de las noches y los días,
invertidos, cruzados,
siguiendo a contrapelo las luces y las sombras
en una danza helada de montaña
y en el mar, calurosa,
bajo un rayo de sol
que nos fundía a todos por igual.
Me preguntaba cómo
harían los ciegos para llegar a él,
para escapar del plano
de la sombra
sino podían mirar un Atlas como ése
o entrar a las imágenes del cine
como se entra a los sueños
regidos por lo oscuro
del afuera, creyendo en la verdad
como Tomás, sin dudar nunca
de lo que se ve.
Los ciegos, los dudosos
escucharían la música, pensaba yo,
llevados por el vuelo de un vehículo
que transportaba sólo el corazón
pero tan lejos que, de todos modos,
no existe ojo capaz de divisar
su punto de llegada.
Yo lo sabía:
la gran distancia adquiere cualquier forma,
se llena de personas provistas de palabras,
de historias sorprendentes.
O no pensaba en nada, quizás,
igual que una serpiente me dejaba encantar,
como quien mira el fuego y ve en sus llamas
que bajo todo riesgo
palpita
alguna salvación, y escucha con alivio el crepitar
de los deseos
que logran realizarse.

domingo, 1 de febrero de 2009

Fin de vacaciones



Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra
traspasado por un rayo de sol
y enseguida anochece

Salvatore Quasimodo