martes, 28 de abril de 2009

Viajar sola


Pildoras para la malaria, el cólera y la fiebre amarilla
un poema antiguo me indica a dónde voy:
"una hiena presa con una correa, un pedazo de carne,
un poco de agua en un vaso puesto junto al fuego"
con el hocico cargado digo mis oraciones
- como una hiena -
mi bendición es mi maldición.

***

En tu nombre, Moses, no ha buscado
otro que espera, la cabeza asomando sus dientes
y el brazo apuntalado justo sobre la ventana.

Como huellas en la luna, las calles de la ciudad
sacrificadas a la jungla.

Cuando no estemos en Nairobi, Moses
podrás correr con tu auto verde gris
y escurrirte agua fresca. Mientras tanto
tendrás que conducir
incrustados mis ojos en tu cuello.

***

En el City Market apareció Mercedes
untada de olores y con párpados azules.
Se agitó al oir mi nombre y celebró la coincidencia
ofreciéndome pulseras y collares
envolvió mi brazo con piedras celestes.

En casa nadie me espera
pero yo vine al Market por mangos y espinaca
Mercedes.

*

Los esperamos el miércoles 6 de mayo a las 19.30 hs. para compartir la salida de "Viajar sola", de Mercedes Araujo, el tercer libro de Abeja reina. Es en Fedro, Carlos Calvo 578.

lunes, 27 de abril de 2009

Taller de escritura

El lunes 4 de mayo a las 19hs. comineza el taller grupal de escritura y de lectura coordinado por mí. Quedan vacantes aún, así que quienes estén interesados pueden mandar un mail a correotalleres@yahoo.com.ar

viernes, 24 de abril de 2009

Tauro


Lo vi pastar al toro entre los árboles,
tan gruesos y pesados
los troncos como él, en medio del sutil
panorama de flores y de frutos
en la mezcla perfecta que varía
densidad y tamaño.
Bajo el sol, que es liviano
como una mariposa
el animal agacha su cabeza y mira
el camino perfecto de la hierba
diseminada por el campo.
Ecuánimes
las tipas tensan el mismo aire
que entre ellas se junta
como una emanación divina
que lentamente el animal traspasa.
La cortina es de luz, pero es pesada
como la historia
de este mundo. Y los cuernos
enganchan esa tela
que cae sobre la tierra y la desgajan
para pasar por ella
igual que si pasara por un túnel
o un puente que junta eras,
dimensiones distintas.
Es que siempre avanzamos, dice
aún cuando clavamos
la vista sobre el césped
y no vemos más que algún recuerdo.
Vamos hacia delante como un chorro
de agua que cae de las alturas
y se vuelve
pequeñísimas estacas de madera
golpeando una tras otra.
Estoy para decir, aclara, que soy
el que cambió,
el que ya no será eso que es
y que mi peso
cabrá en tu palma un día,
en los caminos agrietados de tu piel
el impalpable polvo de mi cuerpo.
Y otra vez baja su mirada y pasta
el verde alimento de la vida,
la savia que incorpora y que se hace
en él
un manto negro, una oscura montaña
apenas movediza. Y levanta sus ojos para ver
la caída del sol
tras el paisaje, y el parpadeo
de la continuidad.

jueves, 23 de abril de 2009

Lo que se tiene


Suplemento Radar libros
Domingo 12 de abril de 2009


El regalo fugaz de lo finito
Por Paula Jiménez



Tener lo que se tiene, la poesía reunida de Diana Bellessi, pone en circulación sus diez libros anteriores, un nuevo volumen hasta ahora inédito y adelanta algo de su futura producción. Es que la viva pluma de Bellessi resiste a todo cierre de sentido, y esa “pista oculta” con la que culmina el libro vaticina lo próximo a recorrer. Si bien el título de esta obra (compartido con el del libro que se edita aquí por primera vez) parece expresar una suerte de balance poético, tal enunciación señala la imprecisa, pero acotada cantidad que, según Bellessi, puede poseerse y simultáneamente nos posee, medida que no sabe decirse en términos comparativos de exceso o carencia. Lo que se tiene no es, ni más ni menos, que el instante presente. Así, Tener… se instala para la autora en un tiempo actual en el cual se rememora y a la vez se anticipa su poética. Esta concepción temporal no sólo hace en gran parte al imaginario bellessiano sino que también signa, en lo concreto, la aparición pública de su obra: el tiempo viejo trae consigo el germen del porvenir. Dice en el poema “Estampa argentina”: “Hechizo de lo menudo haciéndose/ visible al frío creciente y atrás/ franjas color celeste del cielo/ alegre, claro. Ese es el niño/ que el invierno trae de su mano”. Lo pequeño en su fraterna polaridad con lo inmenso, lo visible con lo invisible, el día con la noche: su poesía pareciera buscar una situación fronteriza donde lo opuesto confluya y se haga presente en un espacio que, como la “tierra sin mal” de Danzante de doble máscara (1985), nos entregue una imagen posible. Dice Bellessi en las notas finales de este, su cuarto libro, al respecto de esta “tierra”: “Ivimarae’i, una aldea igualitaria, basada en la solidaridad y la ayuda mutua de todos sus componentes, unidos por el sobrio abrazo del trabajo en común, la música y la danza”. Así, esta imagen mítica, se convierte, como todo mito, en un “sur” hacia donde orientarse y en el objeto de una auspiciosa melancolía que guía el retorno. En “Detrás de los fragmentos” -también de Danzante…- dice: “Palabras italianas, guaraníes/ quechuas/ se mezclaron desde niña/ en mi alfabeto”. El tema de las raíces comunes -no sólo en términos de pertenencia a una cultura latinoamericana y conflictivamente sincrética, sino también a la especie humana- es una preocupación expresada por la autora desde su primer libro, Crucero ecuatorial (1981), basado en experiencias de viajes en su juventud. Allí pareciera decirnos que la proximidad sensible con los otros nos revela algo propio, se esté donde se esté. Durante su recorrido poético, Bellessi avizora un objetivo: atravesar las diferencias que separan para dar con la perla de un lenguaje común. Claro que esta búsqueda -temática, pero también formal, ya que desde el comienzo su poesía persigue al habla e intenta amalgamarse con ella a través de procedimientos líricos-, esta creciente exploración toma diferentes formas que van desde la comunión de culturas diversas al encuentro amoroso, como en Eroica (1988), o a la observación del paisaje, al que también se incorporan los ojos que lo miran. La compasión, es decir, la identificación amorosa con el resto de los elementos de la creación, opera poéticamente como una fuerza capaz de revolucionar el orden establecido para el cual rigen jerarquías injustas y arbitrarias, y de subvertirlo a través de una voz, un modo de decir que modifica la representación misma del poema. Esto es lo que hace de los versos de Bellessi una poesía profundamente política, más allá de su elocuente toma de posición en, por ejemplo, Mate cocido (2002) o La edad dorada (2003), que tienen a los movimientos populares y a personajes como Mate Cosido (un bandolero anarquista), y otros héroes personales como tópicos de algunos poemas. Pero entre la lucha por la reivindicación de los derechos y la naturaleza, tan viva en los versos de Bellessi, existe un correlato fundamental que Jorge Monteleone describe así en su brillante prólogo: “Desde el sol, ‘el ponchito de los pobres’, hasta las ramas finas de los ciruelos, la belleza de las cosas comparece. Toda rebelión, toda redención social cuenta con lo sagrado del mundo, y una misma pureza radica en la contemplación de lo real, lo que se honra en el detalle, tal como en las asambleas encendidas”, y cita a la autora: “tan bella/ la multitud como la naturaleza/ organizada en paisaje las columnas/ de Aníbal, de Teresa”. Esta mirada capaz de igualar distintos órdenes asignados por la cultura señala al mismo tiempo la abundancia y alternancia de lo existente, sea esto visible o no. El “rescate” del detalle dentro de la gran escena natural, social y poética, evidencia el enamoramiento con la vida y la melancolía que a esta embriaguez subyace. Como si con el poema sustrajera de lo inagotable el regalo fugaz de lo finito: “se va la vida y por eso la ven/ radiante mis pequeños, ahora bébanla”, dice Bellessi en “El cristal”, de Tener lo que se tiene. En “La corona”, un conmovedor poema hecho de 14 sonetos encadenados, Bellessi parece sintetizar su búsqueda formal y de sentido, ya que esta delicada y fluidísima estructura se desliza en una continuidad lírica que, dulcemente, podría no tener fin. Allí el tópico es el “sermón del silencio”, aquél con el cual Buda se dirigió a sus discípulos alzando “su mano en una flor de cinco pétalos”; y nos dice: “abriéndose como arcos parabólicos/ que suavemente el infinito empujan/ y se repliegan luego cuando el índice/ besando al pulgar en cerradura// atesora el amor de cada cosa/ encantada que le dieran los días/ donde hubo de ser deshaciéndose/ como la frágil rosa del jardín”.

lunes, 20 de abril de 2009

Grupo


gente:

a partir de la semana que viene comienzo a coordinar un grupo de taller de escritura

y, por supuesto, las clases individuales siguen en vigencia


viernes, 17 de abril de 2009

La duración


Hablando de los astros, los planetas
en la órbita elíptica del cielo
por donde se desplazan,
veo la inmensidad que nos contiene
en un pequeño gráfico
y entiendo
que nada hay para hacer, quizás
salvo aceptar la luz del movimiento
que nos lleva y nos trae
no como títeres, sino como las manos
de este cuerpo que es
nuestro también.
Acción sobre las tuyas y las mías
en este confluir, el mientras tanto
que guarda sus sorpresas,
sus modos imprevistos de variar
el rumbo de las cosas.
La elipsis nos conduce, o el destino
renovado que de pronto
se altera o se percude para siempre.
¿O no hay para siempre
sino la idea fatal, la fe excesiva
en aquello que se escucha
o que se ve? Salgamos
disparadas de ese imán, metales
hacia un cielo vacío en el que flote
el amor o como sea
se llame el sentimiento donde nada
es mejor o peor que nada.
Deseo esa ceguera del momento,
la desorientación
de una hojita al bajar. No estés triste,
dice otra vez el libro de la suerte,
debes ser como el sol al mediodía
que con justicia alumbra
lo que ve.

martes, 14 de abril de 2009

Constante


Al mar llegué como a una huella propia,
es decir, retorné,
como los que regresan a la vida
habiendo sido un pez,
el perlado coral del arrecife,
o una estrella ondulante y simétrica.
No sé qué fui - si fui -, pero confío
en el retorno del gigante
movimiento
donde fluye y se atasca lo minúsculo.
Siento paz en el mar, y escucho su oleaje
como si fuera música. Voy
aprendiendo de él,
igual que hubiera aprendido de la anciana
aferrada a su silla como una enredadera
a una pared, mientras se hacía testigo
del constante morir y renacer
del jardín de nuestra casa.
También conmigo aquél
jardín circular fue generoso,
pero mi juventud en algunos momentos
era una cripta dolida, indiferente,
similar a las otras.
No importa, pienso ahora,
las cosas a su tiempo. Eso lo dice el mar,
con su ir y venir
metódico, distinto cada vez,
la exacta rítmica de su corazón
latiendo desde abajo
entre granos de arena vueltos piedra.
En sus oscuridades
brotan los minerales de donde el pez se nutre,
se deshace y se nutre, y vuelve a deshacerse
llevado finalmente por la espuma
al azar de una orilla que repite
como un milagro, su empuje luminoso.

lunes, 13 de abril de 2009

Guillaume


Vengan al borde del abismo, les dijo. Ellos dijeron: nos da miedo. Vengan al borde, les dijo. Fueron. Los empujó... y volaron.

miércoles, 8 de abril de 2009

La hOrqueta sigue tocando

Con respecto al muro de aislamiento construido entre San Fernando y San Isidro Creo que:
el tema de la "i n s e g u r i d a d" es el artilugio utilizado por algunos sectores (los de siempre) para perpetuar la histórica devastación a las clases oprimidas. Hoy es una pared, ¿mañana qué va a ser? ¿un paredón, como quiere Susana?

martes, 7 de abril de 2009

Desencanto





1.

Donde quiera que vaya
tomo agua,
porque hay cosas
que son inalterables, más largas
que vos y yo
que nuestro tiempo.
A veces miro
un horizonte y me pregunto
cuántos atardeceres más veremos.
Otras sigo de largo, continúa
el agua circulando al lado mío
un hecho cotidiano o la creencia
de que igual al caudal
para mí
correrá la vida.
Nunca sé
más de lo que veo, soy
del mundo la experiencia sensitiva
la que no puede
imaginar lo disipado
lo disuelto,
la que peca
de no haber sido como el árbol
carente de voluntad.
Nada sucederá mañana, pienso
y siento
responsabilidad sobre mi muerte,
como si hubiésemos perdido en estos años
la oportunidad de dios.


2.

Cuando el sol cae y las ramas se agitan
con el viento, un atardecer parece
idéntico al otro. Si te observo
creo conocerte, identifico
una forma de mirar o un tono
de voz con que se dicen ciertas cosas.
Pero ninguna percepción alcanza
ni siquiera mi memoria
para darme certezas, sé
que el escenario podría cambiar
súbitamente. O tal vez no sé, creo saberlo,
como sé que todo terminará un día
casi
desconfiando de mis propias palabras.


3.

La seguridad para decir las cosas
titubea en tu boca,
primera sílaba repetida hasta encontrar
un tono o una idea perdida entre las voces.
Sin embargo,
yo sé que estás más cerca del silencio
que de nuestras palabras. ¿Qué será?,
me pregunto ¿qué atormenta
a este chico? ¿la entrada a una carrera
de la que sólo bajan los que sienten
que hay algo, al menos algo
sobre lo cuál no se vacila?
En el camino
dormís entre mis brazos,
las manos relajadas
y confiado a este mundo
que tanto te esperó y en el cuál
no querrías dejar de creer.


4.

El cuento de la cabra que reencarna
en el hombre que azotará a la cabra
no me deja tranquila,
el círculo que nadie corta,
pero si un día estallara este planeta,
el calor de su centro lo incendiara
o el agua lo anegara hasta pudrirlo
¿a dónde iría a parar
nuestra energía, toda esa muerte
con tanto porvenir?


5.

Por momentos, alcanzás
a hilar fino en tu desgracia y tarde
te das cuenta del engaño,
cuando el cansancio
es más grande que el deseo.
Entonces yo te escucho y pienso
que a veces la vida se ve así
como un árbol caído
y los dos
creemos que más cierto que el verano
es este invierno, la apariencia
que en la ventana adquiere
bruscamente
lo que se vuelve inmóvil.


6.

Mejor es ser conciente, observar
la cotidiana conclusión de las cosas
que se avienen con la luz
y terminan en la sombra. Cada día
se aprende de esto,
solamente hay progresión hacia la noche
cerramos los ojos y olvidamos la vida
y la materia,
no sólo eso que nos rodea
sino lo que somos, es decir
lo que no será.


7.

Llegamos a los bordes de un río
y lo vimos desplegar
sus venas desde el muelle,
imaginamos
destinos diferentes para el barco.
Después, arrodillados
encorvamos las palmas y con ellas
fabricamos un cuenco de piel
y hueso que llevamos a la boca,
sobre las líneas de la mano las piedritas
brillaban refractando el sol.
Cuando el agua discurría
el brillo se apagaba:
no había oro allí sino reflejos,
un efecto o defecto de nuestra percepción.
Y entonces esa nimia
arena endurecida ya no tenía valor,
era arrojada
por nosotros mismos o ni siquiera eso,
la dejábamos caer con displicencia,
las manos relajadas, sin vigor
no retenían
nada entre los dedos.


8.
"Tu pálida risa es inútil
bajo la luz”

Sandro Penna



Cerrada la ventana sólo entra
una luz escasa, la misma hebra
artificial
que alumbra nuestras noches.
Las cosas perdieron su brillo.
Antes, algo les otorgaba
una apariencia promisoria,
rayos que sosegaban porque lejos
de deslumbrar
en su trazado descansábamos la vista.
Nosotros dos
mirábamos ascender nubecitas de polvo
como si adentro de la cosa un ser secreto
fumase un cigarrillo o revelase
su condición de evaporable.
Ahora la realidad se volvió opaca
y la luminiscencia que llega a sus objetos
se detiene y muere en sus bordes.
Es todo plano cuando nada brilla
y no hay luz que destaque la existencia
de los cuerpos. De a poco descubrimos
lo inútil de la risa o la promesa
junto a la evanescencia de este mundo.


9.

Algunas veces, pensar en el final
no nos condujo a nada
pero otras
fue bueno vislumbrar las consecuencias,
saber que estábamos
en pleno movimiento y éramos
pura órbita, un campo o una esfera,
en fin, la superficie
donde se desarrollaban,
en apariencia, ciertos hechos,
la sede
que un albur eligió para expresar
los detalles de una trama innecesaria.

sábado, 4 de abril de 2009

La mujer que a ser chongo se atreve


Foto: Sebastián Freire

Líder, ideóloga y militante de una asociación absolutamente virtual, la Asociación Argentina de Chongos (carnetdechongo.blogspot.com), Wanda es la creadora y encargada de enviar los “memos” especiales a aquellas lesbianas que aún no se reconocen como tales. Desde su blog propone un test para obtener el carnet de chongo y se ríe de los estereotipos femenino/masculino cada vez que tiene tiempo.



Por Paula Jiménez

¿Qué es un chongo?
–Es una pregunta incontestable: lo que no se puede responder. Y el carnet de chongo que damos desde la Asociación Argentina de Chongos, si me preguntás cómo se consigue, te cuento que lo consigue cualquiera que tenga ganas de tenerlo. Qué es o no es un chongo no lo sé, pero me parece divertido romper esa trama, esa fijeza de las definiciones.

Sin embargo, en tu blog proponés un test muy exhaustivo para saber qué tipo de chongo es cada una...
–En ese test te encontrás con un montón de resultados posibles: está el chongo afeminado, está el chongo mutante que a veces es y otras no, está el chongo encubierto, y una serie de categorías donde al final no se sabe qué es. Es, a lo sumo, un lugar de donde se puede entrar y salir. Lo mismo que si me preguntás qué es ser lesbiana: yo te puedo decir algo, pero puede haber quince respuestas diferentes a la mía.

¿“Carnet de chongo” es, además de un blog, un proyecto?
–“Carnet de chongo” no es exactamente un proyecto. Siempre jodí con lo del carnet porque me parecía que yo quedaba fuera de todo, que nunca llegaba a ser completamente algo. Hace muchos años quería sacar el carnet de bisexual, porque sentía que no había llegado a serlo y aquella búsqueda de identidad fue mutando. Una vez, una amiga me dijo: “Vos estás cada día más torta”. Y yo le contesté: “Es que quiero sacar el carnet de chongo”. De ahí salió. Hice el blog en ese momento y en realidad este tema es, y fue siempre, una pregunta para mí.

¿Sentís una necesidad política de expresar la diferencia?

–En todo momento tengo una postura política, y me parece muy necesaria la visibilidad, además de interesarme mucho otra cuestión de fondo que es la de explorar lo que hay en el interior de la comunidad. Pienso que existe un discurso que dice, en su corriente subterránea, que las lesbianas y los gays somos, o deberíamos ser, indistinguibles socialmente porque somos iguales a los heterosexuales. En realidad no creo que sea así. No creo que no tengamos especificidades estéticas, discursivas, ideológicas, y no me parece que para “valer lo mismo” tengamos que ser iguales. Somos iguales, en cuanto a que no somos menos que nadie, y aun así podemos vernos diferentes.

En tu blog decís: “Basta de decirnos que la tortez no se no nos nota, ¿quién dice que no queremos que se nos note?”.
–Eso es algo con lo que machaco siempre. Porque me pasó en un montón de lugares donde digo que soy torta y me dicen: “Ah, pero no se te nota”. Pienso que me mienten, o eso espero; y además, me pregunto: ¿por qué pensarán que para mí es un halago que me digan eso? Como si con esas palabras me sugirieran: quedate tranquila que parecés una persona normal. Como si yo no tuviera que estar orgullosa de ser quien soy o, mejor dicho, como si fuera algo en lo que una es competente o incompetente con relación a lo femenino. Me parece que se refiere a eso. Que no se te note que sos torta significa que sos “lo suficientemente femenina”, o sea: te sale bien. Como si se tratara de algo que todo el mundo debe querer “hacer bien”.

Un falso ideal común...
–Podría ser. Me parece que dentro de la comunidad lésbica hay una cierta ambivalencia, y está desprestigiado el hecho de no ser femenina. Creo que una cosa es que a mi mamá no le parezca bien y otra es que a las lesbianas les parezca criticable que yo haga alarde de mi falta de feminidad, o que lo haga, pero sin cumplir con determinados requisitos. Porque si te autodenominás “chongo” tenés que tener una capacidad para sostenerlo. Si yo digo que soy chongo, me van a decir: bueno, hasta por ahí nomás. Entonces, a mí me parece que lo que tiene de piola esto de ponerse en un lugar donde no estás del todo, es que podés reflexionar sobre qué es eso y qué se necesita para serlo. ¿Por qué una persona querría calificar en una identidad que además de no corresponderle totalmente está subvalorada con respecto a lo que es? Es como decir “yo soy esto que se supone que no tengo que querer ser”. Se trata de reapropiarme de términos que se usan despectivamente.

Hay momentos en que en tu blog el chongo aparece semejante al machista. ¿Cuánto hay de esto?
–En la imagen del chongo podría haber una cierta idea asociada al machismo, a la caballerosidad y a la masculinidad, que es el hecho de estar yendo siempre al frente, de tener que encarar y levantarte a todas las minas...

–¿Qué es ese servicio de memos que tienen en el blog de la AACH para informar a las lesbianas sobre su propia identidad no asumida?
–La idea, al principio, era jugar con amigas y decirles: che, hacete cargo, sos torta. Al comienzo era un chiste sobre cómo te lo decís a vos misma, o cuándo te enterás, porque la dificultad que tuve yo, y tienen un montón de chicas sobre cómo decirse a sí mismas que son lesbianas, me hizo pensar alguna vez: bueno, che, ¿por qué no me avisaron antes? Es que yo, como tantas, tuve algunos conflictos sobre ese tema. En mi vida no fue una alternativa disponible para ser elegida fácilmente, lo tuve que ir a buscar. En todos lados me preguntaban, directamente, si tenía novio, no me dejaban otra opción. Yo creo que es una sola quien tiene que preguntarse más allá de estas cosas para darse cuenta de lo que quiere. Así empecé a jugar con la idea de que debería haber un ente regulador que te avisara, para no perder tanto tiempo tratando de no ser lo que no sos.

¿Ya enviaron memos?
–Sí, yo los mando todo el tiempo. Porque cuando entré a jugar con esto, se metieron muchas chicas al blog que querían recibir sus propios memos. Desde entonces los envío con duplicado, el primero con una fecha apócrifa, como si lo hubieras recibido en una etapa de tu adolescencia y lo hubieras perdido, y el segundo recordándote el primero. Pero yo no se lo mando a cualquiera sino a quien me lo pide para sí o para alguien cercana. Y claro que este juego es una ironía sobre “quién” te lo dice y de qué manera lo hace.

También tenés un micro lésbico chongo en el programa Uno solo, de FM La Boca. ¿En qué público pensás cuando lo hacés?
–Tengo tres personajes: Tacu, que es como un chongo de batalla (esto lo saqué de mi militancia de izquierda), y es la mina que empieza a hablar, y habla y habla, y baja línea y no le importa nada; otro personaje es la Pepe, que tiene voz de locutora y lee poema guarros, aunque pareciera ser una romántica; y el tercer personaje es el de una señora homofóbica, pero que es una torta reprimida, que entró a la radio por palanca con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y quiere salvar al mundo de la homosexualidad. Sé que la gente se divierte con eso y aunque no es un programa dirigido al público gay, mi micro es muy escuchado y en general se ríen. Eso es lo que me parece interesante. El hecho de buscar el modo de comunicar estas cosas que, en un punto, son más bien de problemática interna, y lograr que se entiendan desde afuera. Es un desafío hacer que todo el mundo se ría de esto y salir de esa corrección política que dice que “no nos podemos reír de las lesbianas porque son discapacitadas”, o algo por el estilo, que es lo que parecería circular por lo bajo.

En uno de esos micros radiales celebraste el Día Internacional de Todos Tenemos un Amigo Puto...
–Mi actual pareja vive con un chico gay y con él siempre hablamos de la relación entre los putos y las tortas, y decimos que hay en cierto lugar convergencia y en otros una especie de rechazo entre las dos partes. Y primero, esa frase, “tengo un amigo puto”, me parece graciosa porque refiere a esta cosa de la discriminación, como “yo tengo un amigo judío”. Y al mismo tiempo me pareció bueno cruzarla con la cuestión de las lesbianas, cuando en una Marcha del Orgullo se critica, por ejemplo, a las travestis o los gays y se dice: uy, al final éstos nos hacen ver a todos como unos escandalosos, como si fuéramos todos un show. Y yo, en general, me peleo con esta cuestión de que está mal que ellos se expresen así, porque no todo el mundo se expresa de la misma manera. Creo que todos los grupos en algún punto discriminan y está bueno que nos preguntemos sobre eso. Y la risa me parece que para eso es un buen recurso.

¿Quiénes forman la Asociación Argentina de Chongos?
–Te podría decir que la asociación soy yo, pero en realidad no existe, es un chiste. Siempre invito a gente a que colabore con el blog y si se quieren considerar parte de la asociación por eso, lo son, pero yo no lo sé... A mí me parece que el blog es un buen espacio para hacer otras cosas, nada más. Siempre percibo muy acartonadas cosas como: “¡Cuánto sufro yo, que soy distinta!”. O los chistes feministas o todo tipo de pensamientos sobre la superioridad de las mujeres, a mí me parecen machistas, y creo que obstaculizan explorar profundamente las identidades. Hay un miedo a pensar que podemos ser distintos, que hay distintas posibilidades. Por ejemplo, el par chongo-fem, que reproduce el imaginario heterosexual, me parece que no es necesariamente así, ni tiene por qué serlo.

Para terminar: ¿qué hace falta para ser un chongo ciento por ciento?
–Ganas.