sábado, 29 de diciembre de 2007

Fotitos del año

Soraya en el Encuentro Nacional de Mujeres, en Córdoba. Hermosos días de octubre.


Con Marti y Male en la presentación de "la mala vida". A las dos les gustó mucho el libro, y me hicieron críticas muy interesantes.

Con mis queridísimos amigos Ceci, Lu y Selene antes de su viaje, en una noche super fría.











El jardín de la casa de mi mamá, nevado.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Yo no fui

El viernes 3 de diciembre se llevará a cabo la segunda edición del Festival de Poesía en la cárcel de Ezeiza donde voy a leer invitada por María y Claudia, junto a Diana, Teresa, Martín, Congo, Carlos y otros amigos más

Programación

9 hs. Casa de la Poesía
Los invitados se reúnen en la Casa de la Poesía (Honduras 3784, Ciudad de Bs. As.) desde donde parten hacia el penal.
11 hs. Recepción: Las integrantes del taller de poesía reciben a los invitados.
11.30 hs. Intervención del espacio con afiches del Discurso de la servidumbre voluntaria de Ètienne de la Boétie por la editorial Superabundans Haut.
12 hs. Almuerzo

Lecturas

MESA 1 13.00 hs.
Silvia Elena Machado - Liz Moretta - Juan Desiderio - Shariel Paredez - Martín de Souza- Carmen Orsa - Paula Jiménez -

MESA 2 13.45 hs.
Malgorzata Szlendak - Ewa Pyttel - Carmen Orsa - Ophilia Gyasse - Binti Norwidiavati - Ornella Manca

MESA 3 14.00 hs.
Liliana Cabrera - Francisco Garamona - Laura Preguerman - Consuelo Fraga - Ornella Manca -Teresa Arijón

MESA 4 14.30 hs.
Blanca Thomass - Guadalupe Muro - Myriam López Pereyra - Mariano Blatt - María Elena González - Gabriela Bejerman

MESA 5 15.00 hs.
Mesa de debate “La poesía como acción”: Laura Preguerman - Silvia Elena Machado - Beatriz Pastrana - Carlos Battilana

DESCANSO 15.30 hs.

MESA 6 16.00 hs.
Lucía Bianco - Beatriz Pastrana - Danka Lazarevic - Damián Ríos - Raquel Calabria - Diana Bellessi

CIERRE MUSICAL 16.30 hs.
El pony infinito

Integran el taller de poesía YO NO FUI en la Unidad 31:
Laura Preguerman, María Elena González, Carmen Orsa, Ornella Manca, Myriam López Pereyra, Raquel Calabria, Liliana Cabrera, Shariel Paredez, Lidia Ríos, Bárbara Cohan, Malgorzata Szlendak, Ewa Pyttel, Danka Lazarevic, Silvina Molina, Ophilia Gyasse, Flavia Barrios, Rosa Altamirano, Binti Norwidiavati, Dominic Servy, Liz Moreta.

Integran el taller de poesía YO NO FUI en la Asamblea de Palermo (Bonpland 1660):
Silvia Elena Machado, Beatriz Pastrana, Amanda Battaglia, Blanca Thomas.
El taller de poesía

El taller de poesía de la U.31 forma parte de la programación de la Casa de la Poesía de Buenos Aires en la Sección Educación del Centro Federal de Detención de Mujeres de Ezeiza (Unidad 31). El taller –coordinado por las poetas María Medrano y Claudia Prado– es producido conjuntamente por la Casa de la Poesía (Dirección General del Libro y Promoción de la Lectura, Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, y el S.P.F. - Dirección General de Régimen Correccional (División Educación).



Esta actividad se realiza con el apoyo de:
Dirección General del Libro y Promoción de la Lectura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
Procuración Penitenciaria de la Nación.
División Educación del Servicio Penitenciario Federal.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Lectura

Poesía
CASA DEL ESCRITOR
Miércoles 28 - 19:30Hs

Poesía Chiapaneca: Los mejores productores de poesía de Chiapas en voces de poetas argentinas.

Participan: Adriana Fernández, Cecilia Romana, Florencia Walfisch, Gabriela País, Mercedes Araujo, Paula Jimenez.

Moderadora: Ana Cecilia Pujals
Casa del Escritor - Lavalleja 924 (Villa Crespo)

casadelescritor@buenosaires.gov.ar
ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
Informes:prensa_dglibro@buenosaires.gov.ar 4812 1840 int 113--------------------------------------------------------------------------------www.bibliotecas.gov.ar

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Premio

EFE - jueves, 8 de noviembre, 17.55
Bilbao, 8 nov (EFE).- Dos mujeres, Amaia Santamarina de
Portugalete (Vizcaya) con su obra titulada "Pasos" y Paula Jiménez
de Argentina, con "Mariquita Sánchez",
han ganado los dos primeros
premios del primer Certamen de Relato Corto gay-lesbo-bisexual-trans
de la asociación Hegoak.
Según ha informado hoy Hegoak (Asociación de Gays, Lesbianas,
Transexuales y Bisexuales de Euskadi) en una nota de prensa, a esta
primera edición del concurso literario han concurrido un total de
154 relatos, de los cuales 35 procedían del País Vasco y Navarra, 51
de otras comunidades autónomas y cinco más de países europeos como
Francia o el Reino Unido.
Los organizadores del certamen han destacado también el elevado
número de trabajos recibidos desde el continente americano, con un
total de 53 relatos procedentes de países como Venezuela, Argentina,
Brasil, México, Perú, Chile, Puerto Rico, Cuba y Estados Unidos,
entre otros.
Respecto a los trabajos participantes, Hegoak ha señalado que "la
temática gay y lésbica ha sido la predominante prácticamente a
partes iguales, mientras la transexualidad y la bisexualidad se han
mencionado de forma más transversal".
Los responsables del certamen han valorado el desarrollo de este
primer concurso y han asegurado en su comunicado que el año que
viene habrá una segunda edición.
Hegoak ha recordado que "esta iniciativa surge con el objetivo de
suplir un vacío que vimos al reparar en los certámenes de relato
corto de esta temática", ya que "a nivel estatal encontramos tres o
cuatro certámenes pero en Euskal Herria aún no se conocía ninguno".
El resto de finalistas de esta edición han sido Ana Tapia, de
Granada; Miguel Barreras, de Teruel; Odette Alonso, de México, Aroa
Ángela Chans, de Rentería, Sebastián Lalaurette e Ianco López. EFE
rb/jrr

domingo, 23 de septiembre de 2007

Lectura en la embajada de México

Embajada de México
Tiene el agrado de invitar a usted al evento literario
“México y la poesía”
como parte del ciclo de tertulias organizado por esta Embajada
Martes 25 de septiembre, 19 hrs.
En el Espacio Cultural, Arcos 1650, Buenos Aires.
Entrada Libre y Gratuita

Con las poetisas argentinas Florencia Walfisch (Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2004) y Cecilia Romana (Premio de Poesía Iberoamericana Sor Juana Inés de la Cruz 2006 y Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2006).
Participarán, también, Mercedes Araujo y Paula Jiménez (quienes representarán a la Argentina en las próximas ediciones del Festival de Poetas del Mundo Latino y en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, respectivamente),).
Se ofrecerá un vino de honor

Informes: culturales@embamex.int.ar, Tels. 4118-8820/21

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FLORENCIA WALFISCH
(Buenos Aires, 1970). Artista plástica y poeta. Su formación incluye diferentes disciplinas visuales y expresivas, centrándose en el dibujo y la poesía. Ha realizado muestras individuales y participado en exposiciones colectivas, salones y trabajos interdisciplinarios. Su libro Sopa de Ajo y Mezcal recibió el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2004, otorgado por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas.

CECILIA ROMANA
(Buenos Aires, 1975) es licenciada en Artes y Ciencias del Teatro. Libros: Flota, hangares y otros trabajos mecánicos, Ediciones del Copista, Córdoba, 2004; Duelo, junto a Mercedes Araujo y Carolina Esses, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2005 y como curadora, Hotel Quequén, poesía, Buenos Aires, 2006. Su libro Aviso de obra (2006), mereció el VIII Premio de Poesía Iberoamericana Sor Juana Inés de la Cruz. En tanto que su obra “No lo conozcas” recibió el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2006. Asimismo, es editora del sello “Sigamos enamoradas”.

MERCEDES ARAUJO
(Mendoza, 1972). Es Escritora y Abogada. Sus textos forman parte de las antologías: Poesía de la Feria, Catálogos, selección de diez poetas jóvenes Fundación El Libro, (2000); y Hotel Quequén Poesía (Sigamos Enamoradas, 2006). Su novela Tiempo Salvaje, fue distinguida con una mención del Fondo Nacional de la Artes, 2005. Forma parte del proyecto artístico y editorial “Sigamos Enamoradas”.
PAULA JIMÉNEZ
(Buenos Aires, 1969) Es psicóloga y escritora de poesía, narrativa y teatro. En poesía publicó Ser feliz en Baltimore (Bs. As., Nusud, 2001); Formas, libro y cd, junto a la cantante Valeria Cini (Bs. As., Terraza, 2002); La casa en la avenida (Bs. As., Terraza, 2004), con el que obtuvo en 2003 una mención del Fondo Nacional de las Artes; y La mala vida (Bs. As., Bajo la luna, 2007). En 2006 recibió el Primer Premio Nacional de Literatura Tres de Febrero y el Hernández de Plata en categoría Poesía. Textos suyos integran diversas antologías argentinas e hispanoamericanas. Durante los últimos años ha colaborado con medios especializados. Coordina talleres de escrituras desde 2001.

Consulte nuestra página web: www.embamex.int.ar

Presentación de libros publicados en 2007



Lectura del jueves 20 de septiembre en la SEA: Nurit, Leonor, quien les habla, Gabriela y Ana

martes, 18 de septiembre de 2007

lunes, 17 de septiembre de 2007

Gorriarena


Como gotitas los ojos de este gato sin guita, me preguntan ¿Qué gusto de agotarte por Gautama? O exclama como un ama mejor dicho, el gato con su vena me oxigena. Ya le puse su henna al gato Gorriarena. Pirata del asfalto: alto, o cana de veredda: Edda. Qué gato este mi gato, me trae gastos y ese gesto de quena, gujeritos que sopla con arena, aroma a harina, arándano, alameda, mi gato Gorriarena.

Espacios naturales

Espacios naturales

“Para olvidarme de ti
voy a cultivar la tierra”
Violeta Parra

I

Los ojos
nos guardan dentro suyo
y así nace el recuerdo.
Quizás sea la causa de la imagen
que un ojo sepa, conozca su vacío.
Nunca sabemos
qué nos fuerza a mirar,
también la flor se abre para nada
para que vuelva la lluvia
y la marchite.
Todas las cosas caen
o pierden su vigor,
su perfección.
Con la tormenta
son dóciles los árboles,
se agitan temblorosos y los pájaros
regresan a sus nidos.
Después, al escampar
planean sobre el rumbo de la brisa
que dejó el aguacero.
No saben dónde van o tal vez sepan,
miran el cielo limpio y alzan vuelo
olvidados de haber visto el chaparrón,
las hojas arrastradas, los sapitos
saltando entre los charcos.
Lejos, alegremente
se encaminan hacia el arco de colores
al que no llegan nunca.


II

Su propio recipiente,
agua cayendo sobre agua
no pide más.
Sé que debo aprenderlo,
un comportamiento natural
crece y decrece, acepta
depender.
Todo declina
después del vértigo
radiante en primavera, el animal prepara
la cueva de su invierno,
la planta bebe el sol y lo almacena.
Dice, los grandes sufrimientos
se producen
por ignorar la decadencia.
Abro esta ventana y veo
el día más largo de la historia,
el sol en su aparente inmovilidad,
los jóvenes, los viejos.
Nada puede
imaginarse en otro estado.
Sé que debo aprender
del agua que se presta,
no sabe, no hay sentido en resistirse.


III

El fuego enlaza la ramita y desenlaza
el halo que se va, su cola tornasol al disiparse
o baja y prende en lo cercano.
Todo sigue su ritmo natural,
enlace y desenlace llegan juntos,
se van al mismo tiempo.
El fuego como el ojo
del huracán, observo,
es un centro que repta, se desplaza
y en su camino alumbra
lo que quema.
Crepita la madera murmurando
su queja y no obstante
acepta este momento, se despide.
Me dijo volveré, seré cenizas.
Vuela, se mete en la nariz
de mi gato que estornuda,
él sacude su trompa y en las ramas
los pájaros escuchan la advertencia,
revoloteo de plumas en huida
o escondite en el barro
de sus nidos.
Todo sigue su ritmo natural
la mezcla del azar, la biología
y una pequeña parte de intención
que no sirvió de nada.
El polvo dice es tan fácil caer.
Y todas las partículas son una
hablan al mismo tiempo
como un coro de grillos
que en la noche imitan el silencio.
No tengas miedo, dice, no hay temor
alguno en el amor por eso el fuego
bendice lo que quema, la lluvia lo que inunda.
Y todo sigue su ritmo natural.
No hay historia ni hay hechos,
oxígeno convertido en fuego
materia en aire puro
permanente desenlace y salvo
los sauces inclinados sobre el río,
nada llora.

miércoles, 25 de julio de 2007

ReseÑ

La mala vida
Paula Jiménez
Bajo la Luna2007
Pp 27
por Leonor Silvestri

El nuevo libro de Paula Jiménez se llama La mala vida y ese nombre, junto a la potente cita del poeta maldito Antonin Artaud (Soy el único juez de lo que está en mí), pone al público lector de sobre aviso acerca de lo que aquí se encuentra. No es éste el típico libro que el mandato dicta una mujer debe escribir: ni las señoritas del amor, ni las intelectuales postmodernas, Paula Jiménez escribe como mujer, acerca del lugar de la mujer, y sus interlocutores, en la larga cadena de participantes en la adicción a las drogas, pero sin un sesgo de moralina, compasión o descanso.El proyecto tácito de La mala vida parece ser hacer poesía y hablar poesía con lo que no se dice y no se habla, a través de poemas que dejan sin aire (“no va a ser mío si te pasa algo, el forro está entero,…No digo palabra. Desde acá/ te veo ir hasta el baño, arrojar los residuos/ en el tacho y abrir una canilla/ oxidada. Escucho caer el agua todavía/ que hace diez años te lavo las manos.). El lector desciende a un submundo con sus historias más truculentas y fascinantes de dealers mujeres bolivianas, bebés disecados de droga, policía mafiosa, aguantaderos, y todo su sutil trasfondo político y social de abandono y desesperación de aquellos, incluso, que parte de la sociedad tilda, aún hoy ,cromo “criminales”, y divide las aguas entre unos y otros: “Algunos se van de vacaciones y se traen/ tardecitas en la playa de recuerdo…/Yo quería/comprar porrito en la frontera y vino un tipo/con un pibe a upa. Me lo ofreció también/ por unos mangos…”. El texto poético es narrativo y minimalistas, sin metáforas, despojado de toda torpe adjetivación que oculte o modalice. Los 18 poemas de este breve libro dejan actuar sus historias a través de los cortes de verso que hieren como navajas con su realidad (Mis cosas son más mías que mi cuerpo/y todo cuelga ahí, en el respaldo de una silla/ chueca. De pronto esta mentira en la que creo/ ser dueña del desastre no me importa.)La mala vida ni condena ni contiene, ni reprime ni explícita de más (“casi llegamos a tener/ lo que queríamos, una vida al revés/ de los demás, pero era igual.”), y allí radica una de sus mayores originalidades de este contundente texto que, con la fuerza de sus palabras, se hará un lugar entre los libros de culto.


y en su blog agrega: para paula y soraya y vamos nenas todavia

sábado, 23 de junio de 2007

De "Ni jota" (de próxima publicación)




Desde adentro, por debajo del jardín, en la trastienda del camino de la hormiga, la catacumba o el alma de la casa, desde allí mismo se gestaba el huracán, una fuerza centrífuga trayendo al comedor los sucesos de los días. El viento se alzaba fuertemente y nos dejaba una lluvia de recuerdos. Las nenas no entendíamos ni jota. Empapadas salíamos a la calle, como después de haber cruzado un río.

Rodeábamos la mesa nosotras, la Tía con su pañuelo floreado, de los colores de las patas de la silla unos pelos duros le asomaban por los bordes descosidos. Como las olas mecía el cucharón que dejaba caer las papas fritas, los bifes de roast bief, las ensaladas. A la sombra de sus manos, sobre el vidrio soleado que cubría el mantel, se juntaban los platos uno al lado del otro, entre ellos se rozaban esos platos, se pegaban codazos, se decían secretos. Todos tenían un agujero en el medio, sólo uno, decía la Tía, pero muy hondo, muy jondo. Igualitos a las cuentas de un collar.

También era uno el surco que cruzaba ese campo, y el novio de la Tía cuidaba de esa siembra, longa y única como el horizonte que se veía desde el techo. El novio de la Tía no cuidaba el horizonte, no se puede cuidar un horizonte, sino el campo lejano a la casa donde habíamos crecido. No son del tiempo, decía el novio de la Tía, porque el tiempo no crece: pasa. Y ella pensaba en el enano de la carreta, duro y de colores, que no pasaba él, que no crecía.

Cuando tomábamos la comunión parecíamos novias, hacíamos una fiesta para ponernos el vestido. Éramos chiquitas, tan chiquitas que, como a gallinas, cualquiera nos pisaba, aunque siempre más altas que el enano, y muchas también, y cabíamos debajo de la falda de la Tía. Entrábamos ahí y corríamos la calle de la iglesia por escapar de él. Él usaba unos guantes para no dejar huella y se volvía indeleble y húmedo, un marcador que se borra con el codo. Lo llamábamos el novio de la Tía porque no sabíamos decir tío.

A veces, en mitad de la noche, rugía el volcán, el ciclón, el huracán debajo del jardín. Escuchábamos el temblor en las paredes y en los techos, unos pasos acompañaban el movimiento sísmico que de vez en cuando colmaba nuestra vida de hechos importantes, que de vez en cuando, y sólo de vez en cuando, derramaba su lava de futuros recuerdos sobre la oscuridad del comedor. Y la lava brillaba y lavaba los muebles y los pisos, la Tía res lavaba y resbalaba en la sal. Hacia el sur iba de cola nuestra Tía, como la novia, como la Osa mayor.

Esa manía que tenían en la casa de ponerle a todas las palabras, los sonidos, cualquier cosa dicha por ahí, a todo le ponían una jota, ¡oh, jota! ¡oh, jota!. Delante de las cosas que decíamos, siempre esa letra, esa inicial que bailaba Tía Juanita con las patitas a un costado, ella saltaba y en el aire se tocaba un talón con el otro, usaba un vestido para aquellas ocasiones, un vestido gallego, colorinche, del que a veces colgaban cascabeles, castañuelas, castañas, cachiporras. Y yo me avergonzaba de esa letra, me ponía roja y diferente, un tomate en el cajón de las lechugas, una jota entre las ge.

jueves, 24 de mayo de 2007

Fotos de la presentación de "la mala vida"

Con Nicolás Segura, Silvina González, Soraya Rizzardini y detrás Natalia Pierro, la cantante, antes de hacer su particular versión de "Mala reputación", la canción de George Bressens





Con Claudia Prado y Gabriela Cabezón Cámara, las presentadoras

lunes, 14 de mayo de 2007

más de "Sosiego"


La imitación



No genera calor
su propio cuerpo, por eso busca
el caldo del pantano, o la extensión
dorada de la tierra. Tan incapaz
es él de darse abrigo
que de la fiebre de los otros se alimenta.
El frío lo persigue en vida. Y sus días son esa
sangre que no anida, que no sabe qué es
sentirse a veces
centro de un mundo pulsado por el fuego.
Lágrimas huecas llora el cocodrilo,
¿por mímesis, tal vez?
¿o helado anhelo?

lunes, 23 de abril de 2007

un evento





El 9 de mayo a las 19hs. se presentará mi libro "la mala vida", publicado por "bajo la luna". Habrá música y lectura de textos. En "Simón en su laberinto", Bolívar al 800, San Telmo. ¡Los espero!




poemas de "la mala vida"


Una noche queríamos comprar
merca y entré a un conventillo
de tres o cuatro pisos,
las escaleras circulares daban
a los palieres anchos y en las puertas
de las habitaciones había mesas
donde atendían los punteros. ¿Qué pasa
si no vuelvo? pensé, nadie se entera.
Una mujer sacudía su vestido
apoyada en la baranda y un pendejo
paseaba en un triciclo. Trancé, después me fui
y como si fuera
a convertirme en la estatua de sal
del Evangelio o en la chica
de piedra del Abasto, no miré atrás
al descender, a diferencia
de los colectivos. Pura superstición
o miedo de andar
mostrando el miedo. No sé, fijé la vista
y sin chistar
bajé. Me acompañaba un eco que era mezcla
de risas, voces, cacerolas, una vida
de esas donde nadie
está solo. Podía imaginarme un patiecito
con piso de baldosas, el interior roído
de un living comedor, la tele
prendida, una familia.
Yo a veces siento
envidia de esas cosas.


Si tu grito es un ladrido
Indio Solari


I

Criaba labradores en su casa,
todo el fondo era de ellos. Jardín no había,
ni césped, tierra rasa y a la sombra del árbol
una hamaca “para tirarme a leer
ciencia ficción”. Me lo imagino libro en mano
con las piernas cruzadas y los perros
rodeándolo como una alfombra negra.
Una noche, después de llenar tachos
con agua y alimento entró a su cuarto
y se coló unas pepas. “Vos te burlás, yo quiero
saber del más allá” decía y no pensé
que hablaba en serio. Fanático del género,
desde el barrio de Villa Urquiza organizó
su propio viaje a las estrellas y de ese plan
sideral no tuvo dudas. Se quedaron los perros
varados en el fondo de la casa,
ladrando por tres días como buscando ayuda.





poemas de "Sosiego" (inédito)


La mujer pájaro

I

Con formas de animales en las manos, como en teatro
de sombras las dos palmas
se elevan agitando plumas, dedos que imitan vuelo
en lo oscuro del cuarto. Luego, su voz
se cambia en el lamento
de un águila que entrega mi pesar.
Ilusión de vacío en el ombligo, un cordón
que nos desata al fin. Sentías tanto
horror
, dijo mi pájaro, que preferiste ir,
dejar tu marca en la pared
. Entonces como el agua
su voz cayó en mi pelo, me resbaló en los hombros
y vi todo otra vez,
liberada de ser la que no sabe, la que retiene solamente el enunciado
y no el recuerdo. Sos este olor, la sombra de las palmas,
el pasto que renace después de la pisada.
Vas a morirte y no te queda
nada pendiente,
sos la que vive en el olvido, por fortuna,
la que le canta a su éxodo presente.

II

Inquietamente asirse
al borde de la cama para que tanto llanto,
la expiación
no se convierta en ala que se lleve
lo que ha sido sanado. Y en ese movimiento
ondulante del alma que lamenta
vaciarse en luz, nadando e irradiando
partículas tan chicas que podrían
bañar el universo. Si ilumina tu casa, dice el pájaro,
cuanto más por su impulso tu destello, llega al borde
y alumbra el infinito.


III

Mañana, ya se sabe, de los cuerpos no quedan
sino estelas, incontables jirones a penas distinguibles
en el aire. Si miraras con fuerza lo verías:
lo que la carne imprime es su impaciencia,
el eléctrico apuro de sus células
por encontrar descanso. Y un sonido vibrante
que no cesa, y que no tiene origen.
La humanidad entera, hasta los animales,
las plantas y las piedras se montan a su música,
al brioso corcel que cruza el tamo
con galope de oro
y no regresa.

domingo, 18 de marzo de 2007

Carne




El cactus vulnerable, su corazón
espeso, vencido por el viento: la más firme
fuerza es transparencia,
erosión que va cercando al tronco duro
y hace arder lo que no existe.
Así se allega
la coraza de brisa, más partida que el agua, un poco
más, y su insistencia, empuje que nos hace
el blanco de un complot sin excepciones,
de un relato contado de millones de formas
en la voz y en la piedra.
Nubes después
de tanto traqueteo vacilante, de caer
sobre el ripio y levantarse,
pero en el cuerpo
hay una sola herida que se agranda,
un clavo que al hundirse nos libera. No se aspira
al espíritu divino, dice el pájaro,
sino a su carne sosegada.
Copos de nieve



Las babas del diablo caían en jirones
sobre el pelo o las manos, movíamos los dedos
por deshacer sus hebras pegajosas.
Lo curioso era el nombre, en las alturas
un diablo abría su boca milenaria formando nubes
o copos deliciosos como los que se venden
en plaza San Martín. Su dilución idéntica
al pelo de un anciano
andaba dando vueltas por el aire
hasta tocar la tierra finalmente, perderse entre el montón
de cosas olvidadas, pelusas, plumerillos, pétalos marchitados
por la lluvia y el frío ¿Dónde iban a parar?
¿y a dónde iba el calor de nuestras manos
de señoras cuando éramos chiquitas,
exiguas, incapaces
de transformar el mundo con mínimos intentos?
Nadie sabrá decirnos dónde va lo que crece, el vigor, su belleza,
lo que se vuelve endiablado cuando cae.
Germinación







Entre el vaso y el secante una raíz tan débil como un hilo
asciende en la humedad, mira el día oscuro del aula, la tarde
opaca del invierno crudo que trajo nieve esta vez. Pero el misterio
sube incesante, se eleva hacia el borde del vaso cada día
igual que en primavera. Después, por mucho tiempo,
me olvido de las plantas
y si ocasionalmente mi hermana o un amigo
me regalan una, la pongo en el balcón.
No la riego, percibo su dolor al marchitarse y no puedo
salvar hojas ni flores; se dobla el tallo erguido,
la mínima atención alcanza para oír sus lamentos.
La dejo morir durante años por no verla morir.

Sosiego




Sin poder entender que eso inundara
mi vida cotidiana con la misma contundencia con que antes
paseabas de mi mano o comías de mi plato. Como no puede comprenderse
toda disipación de lo que es, pero nos vamos
resignando. Hay un resto que nos queda por perder,
más caudaloso cada vez, cada vez más rebelde y enojado.
Y ahora lo sé: todas las cosas que no tienen fin
se limitan en las que sí lo tienen. Es infinito lo que va a morir
sin descubrirse, el llanto con que sueño, como una catarata
que por saberse duradera encuentre
sosiego en el descenso.