jueves, 12 de marzo de 2009

Tener lo que se tiene


Entrevista a Diana Bellessi


“Una de las razones por las que escribo más en El Tigre que en la ciudad, es porque paso mucho de mi tiempo libre en el ranchito que allá tengo. Pero hay otra razón, y es que no en vano elijo ese lugar. Allá reedito algo emocional de mi infancia. Es un ámbito campestre, rodeado por la naturaleza y con otra presencia de la voz humana. Me resulta afín ese espacio, arcaicamente afín. Un lugar donde la naturaleza, aún domesticada, se impone todo el tiempo.”


“Además del yuyerío y el bicherío omnipresentes en mi escritura, mi propia manera de mirar un pajarito, una florcita o un grillo, implica alguna clase de meditación y de enamoramiento a lo que yo llamo “sujeto”. Y si bien cualquiera se espantaría de pensar que una torcaza es un sujeto, yo pienso que tanto un árbol como un bichito tienen una autonomía que me permite a mí relacionarme con él. Por supuesto que no hay un ida y vuelta tan visible como lo puede haber con un gato o como lo hay con un ser humano, pero me encanta la actitud de acechar al pajarito de manera tal que él no se dé cuenta que estoy ahí y lo observo. Mientras acecho, mi cabeza trabaja, trabaja en el imperio de lo humano. Se le ocurren todo tipo de cosas, mira al pájaro y lo refrenda con ideas que, seguramente, no tienen nada que ver con lo que a él le pasa”.


“Al contemplar al gorrioncito en una rama, crece y crece la ilusión de creer que puedo mirar lo que él mira. Pero en ese campo de ilusiones también hay un esfuerzo por dejar caer mi ego personal y entrar al campo de ilusiones del otro, del gorrión en este caso”.


“En medios como El Tigre, la presencia humana es muy importante. La voz entra en concierto con el resto de la naturaleza y se la escucha de un modo muy particular, fuera del tumulto urbano. A menudo, mi modo de despertarme ante otros seres humanos es propiciar este tipo de encuentros: hay poco alrededor y el tiempo que nos tomamos es largo, y nos podemos mirar mutuamente, de otra manera, con más tranquilidad.”


“La poesía resuelve en una pirueta de economía, de brevedad. ¿Porqué será que uno elije, o es elegido, para ciertos modelos de representación y no para otros? A mí me resulta muy afín el verso, esa especie de salto mortal que hace todo el tiempo, mucho más que la prosa, aunque como lectora puedo disfrutar enormemente de ambas cosas”.


“En aquellas primeras épocas en las que apliqué grandes arquitecturas a mi poesía, como es el caso de Danzante de doble máscara, o de Eroica, lo que comparecía, a veces, era una estructura sin sujeto, y otras, un sujeto tan astillado que casi no podía autoenunciarse. Lo que empieza a aparecer en El jardín, y que se intensifica en Sur - que es un libro de quiebre en relación a mi producción posterior - es un formato más pequeño, como de lámina, enamorado de la tradición de versificación española. Y con tratamientos muy ingenuos de mi parte, dado que yo me había criado, no en la tradición de la tradición, sino en la tradición de la ruptura”.


“Son ciertos poemas pequeños con sucesos pequeños los que ahora yo más amo. Y en medio de esa pequeñez de la forma y del suceso, es donde yo encuentro que algo irrumpe, algo semejante a la carne que se abre para dar a luz a un niño, o a la madera seca de los árboles en invierno, que se agrieta para que surjan los brotes y las hojas. Es como si allí se abriera el trasfondo inmenso”.


“La tensión entre opuestos tiene una resolución más paradojal que dialéctica. Porque la yuxtaposición se mantiene siempre, y está constantemente presente. A mí me gusta jugar con los arquetipos de la cultura y llevarlos a cualquier parte. El caso de Goliat, por ejemplo, asumido como poderoso, tremendo, gigante, pero al morir, no es nada de esto, finalmente. La sentencia, el refrán, los arquetipos, todo el tiempo muestran su tensión y su contradicción interna. Hay una gran sabiduría puesta en juego allí. Lo que el poeta hace es retomarla, no crearla. Retomar ese saber humano”.


“El esfuerzo por construir ese canto rodado que de tanto rodar se convierte en un diamante, que es la copla popular, es tan grande como el del autor que está trabajando con un poema en el campo letrado. En ambos casos, lo que reposa detrás es un esfuerzo humano. Nadie nace de un repollo. Quien quiera que entre allí, en el primer verso de una copla o de un poema, entra a la larga vida de una lengua hablada por multitud de seres. Esa es su experiencia, y su saber, esas son sus reglas constantemente transgredidas y, también, constantemente repuestas”.


“Disfruto de esos espacios de dicha efímeros en mi vieja rutina de la isla de El Tigre. Levantarme a la mañana, hacerme el mate, sentarme frente a la ventana y ver que, bajo el sol, las gotitas de rocío brillan como joyas increíbles. Un instante y desaparecen. Porque el sol va acabando con la humedad del rocío. Y hay una cosa extraordinaria que sucede ahí, en esa rutina en la que todos los días se ven gotitas que brillan y después se evaporan hasta su destello, como nosotros mismos. Ese es para mí un espacio de contemplación de una dicha, o de una pena infinitas”.


“La huída del neutro, del vocablo ‘rocío’ como neutro, para quedarse en la individualidad de las gotitas que lo componen…”


“La belleza está constantemente acechada por la muerte, la injusticia, el terror. A la belleza de la vida me refiero.”



“En la enseñanza en el arte, un joven artista va a trabajar con un viejo artista. Allí el campo de las intervenciones y de las transmisiones es de un calibre distinto al de la enseñanza formal. Son dos personas que se sientan a dialogar frente al héroe que es el poema, escrito por el joven autor. Eso los va llevando a ambos, a través de una interlocución, a un campo extenso que no debe alejarse del objeto, que es el poema, pero tampoco encerrarse dentro de él”.


“Mi obra reunida va a aparecer en unos meses. Al respecto de esto, experimenté todo tipo de emociones. Pero lo que sentí, en general, fue afecto. Un afecto humilde, sincero, y sostenido por lo que he hecho. Ese afecto que permite que a veces una diga: cuántas veces he vuelto a este lugar, o este es un camino que nunca retomé”.


“Tener lo que se tiene, es el nombre de mi obra reunida. Una no tiene lo que hubiera querido tener, o lo que admira en otros que ha leído, pero una tiene lo que ha podido hacer. Y a eso le ha entregado lo más que ha podido”.

1 comentario:

sergio dijo...

Es realmente muy hermoso todo lo que dice. Bah, inteligente es lo que dice, pero lo dice tan bellamente...