Hablando de los astros, los planetas
en la órbita elíptica del cielo
por donde se desplazan,
veo la inmensidad que nos contiene
en un pequeño gráfico
y entiendo
que nada hay para hacer, quizás
salvo aceptar la luz del movimiento
que nos lleva y nos trae
no como títeres, sino como las manos
de este cuerpo que es
nuestro también.
Acción sobre las tuyas y las mías
en este confluir, el mientras tanto
que guarda sus sorpresas,
sus modos imprevistos de variar
el rumbo de las cosas.
La elipsis nos conduce, o el destino
renovado que de pronto
se altera o se percude para siempre.
¿O no hay para siempre
sino la idea fatal, la fe excesiva
en aquello que se escucha
o que se ve? Salgamos
disparadas de ese imán, metales
hacia un cielo vacío en el que flote
el amor o como sea
se llame el sentimiento donde nada
es mejor o peor que nada.
Deseo esa ceguera del momento,
la desorientación
de una hojita al bajar. No estés triste,
dice otra vez el libro de la suerte,
debes ser como el sol al mediodía
que con justicia alumbra
lo que ve.
en la órbita elíptica del cielo
por donde se desplazan,
veo la inmensidad que nos contiene
en un pequeño gráfico
y entiendo
que nada hay para hacer, quizás
salvo aceptar la luz del movimiento
que nos lleva y nos trae
no como títeres, sino como las manos
de este cuerpo que es
nuestro también.
Acción sobre las tuyas y las mías
en este confluir, el mientras tanto
que guarda sus sorpresas,
sus modos imprevistos de variar
el rumbo de las cosas.
La elipsis nos conduce, o el destino
renovado que de pronto
se altera o se percude para siempre.
¿O no hay para siempre
sino la idea fatal, la fe excesiva
en aquello que se escucha
o que se ve? Salgamos
disparadas de ese imán, metales
hacia un cielo vacío en el que flote
el amor o como sea
se llame el sentimiento donde nada
es mejor o peor que nada.
Deseo esa ceguera del momento,
la desorientación
de una hojita al bajar. No estés triste,
dice otra vez el libro de la suerte,
debes ser como el sol al mediodía
que con justicia alumbra
lo que ve.
5 comentarios:
Pau, qué hermoso tu poema, ese viaje hacia lo macro de las galaxias y las enormes preguntas encuentra su respuesta en la desorientación minúscula de la caída de una hojita, y vuelve al cosmos. Me gusta sobre todo la intensidad que adquiere a partir de "deseo esa ceguera del momento..." hasta el final, y el modo en que has entrelazado azar y destino en "acción sobre las tuyas y las mías... el rumbo de las cosas" y los tres versos siguientes. No estés triste, dice el poema que sabe transformar el dolor en materia luminosa
Pau, qué hermoso tu poema, ese viaje hacia lo macro de las galaxias y las enormes preguntas encuentra su respuesta en la desorientación minúscula de la caída de una hojita, y vuelve al cosmos. Me gusta sobre todo la intensidad que adquiere a partir de "deseo esa ceguera del momento..." hasta el final, y el modo en que has entrelazado azar y destino en "acción sobre las tuyas y las mías... el rumbo de las cosas" y los tres versos siguientes. No estés triste, dice el poema que sabe transformar el dolor en materia luminosa
ups, se mandó dos veces, no es de reiterativa, es de torpe nomás. beso
sos maría eugenia segura?
seas o no, gracias por tus hermosas palabras
sí soy, una maría eugenia segura al menos, según tengo entendido.
Y de nada, Pau, es lo que pienso.
después con tiempo paso de nuevo y te comento otro, me gustó todo lo que leí a velocidad-blog, pero para leer y decir hay que detenerse un ratito en cada cosa, creo. un beso
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