I
¿y hasta dónde es profundo el mar?
tanto como mirar una pupila
no se sabe a dónde llega ese agujero
al que van a parar las cosas que se miran
y se guardan en un cajón de arena
con torres y soldados escoltando
la fortuna, la nobleza de un castillo
que el agua no se lleva
II
profundo hasta donde imagino que no hay nada,
donde no puedo imaginar veo negrura
y movimiento viniendo de la orilla,
soy yo con mi traje de buzo, mis tanques de aire,
y vos estás ahí mientras yo nado, mentira,
no estás pero sabés que estoy moviendo
los brazos, las aletas del pez que quiero ser,
el tuyo en tu pecera, acuario que mirás
todos los días sentado en una silla
III
voy a gritar cuanto sea necesario voy a pararme
en tu mesa de luz sobre tus libros voy a bailar
pisando tus papeles y a estirar mis brazos
como si estuviera en el mar pero hacia arriba
señalando la lámpara el ventilador de techo
la terraza el campanario de la iglesia las palomas
y más arriba, más, donde nos miran
los muertos convertidos en estrellas
IV
a veces cuento estrellas de memoria
armo un mapa que cambia porque siempre
aparece alguna que no vi,
el cielo se olvidó de darle luz
o es chica todavía y va a crecer
plana y redonda para alumbrar de noche
todo el mar
V
yo quiero ir al mar y al espacio sideral
donde es de noche siempre
y el traje se infla y se desinfla
la cabeza escondida en su burbuja
mientras salto sobre un colchón de aire,
en plena elevación un astronauta
le da la mano a otro con blandura,
sin esta pesadez de unos ladrillos
tan firmes que podrían derrumbarse
VI
sueño con naves livianas como nubes
el fuego parte el aire igual a un rayo
multiplicado en un millón de chispas,
los colores refulgen esta noche
y las personas nos miran desde abajo,
nuestro cohete desaparece en el espacio
y se disipa entre todas las estrellas
VII
bajo el agua no soy gordo ni flaco
no tengo altura ni caigo sobre el fondo
lo mismo pasa adentro de la nave,
yo levito
me pongo mi escafandra mi antiparra
y nadie se da cuenta que te miro
VIII
arriba es todo igual pero me gusta,
si tengo sueño apago el velador
entra la luna en la cabina oscura
y clarea los contornos del volante
los botones del tablero las pantallas,
afuera los planetas siguen de largo
y se ven por la ventana
IX
toda la tierra es chica a comparar
con esta noche larga del espacio,
olas gigantes entran por los ojos
y el empujón voltea
en la parte profunda o en la orilla
si toco el suelo, el suelo
es siempre arena
X
infinita es la arena, no se gasta
aunque la usemos para hacer castillos
o el tiempo la convierta en piedra,
pedacito de estrella que se apaga
y mil años después cae a la tierra
XI
los faroles dan luz y el parabrisas curvo
nos permite una visión más amplia
si una orca se acerca la miramos
por el retrovisor del submarino
si un pez espada quiere abrir la puerta
la trabamos con candados especiales
si me canso de estar adentro salgo
a nadar como uno más pero no alcanza,
aunque sean mis amigos ellos tienen
un par de aletas y yo, patas de rana
XII
desde mi asiento escucho el ruido
de la lluvia celeste repicando
no quiero que se abolle ni se borre
la pintada que dice Apolo trece
por lo demás no tengo miedo
si hay vida hay marcianos
voy a darle la mano a uno
y retratarnos delante del cohete
para que vos escribas en el álbum
Lucas en Marte con su amigo verde.
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