Carne
El cactus vulnerable, su corazón
espeso, vencido por el viento: la más firme
fuerza es transparencia,
erosión que va cercando al tronco duro
y hace arder lo que no existe.
Así se allega
la coraza de brisa, más partida que el agua, un poco
más, y su insistencia, empuje que nos hace
el blanco de un complot sin excepciones,
de un relato contado de millones de formas
en la voz y en la piedra.
Nubes después
de tanto traqueteo vacilante, de caer
sobre el ripio y levantarse,
pero en el cuerpo
hay una sola herida que se agranda,
un clavo que al hundirse nos libera. No se aspira
al espíritu divino, dice el pájaro,
sino a su carne sosegada.
1 comentario:
Paula, me encanto lo que leì hoy en clarín.-
Muy buano ALGUNOS VAN..........
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